El profesor Manuel Maynar, director de Éndolum – CDyTE, concedió una entrevista personal al periódico tinerfeño Diario de Avisos abordando diferentes temas como la educación o la gestión sanitaria.

A lo largo de muchas conversaciones creo que he llegado a conocerlo bien. Manuel Maynar Moliner (Zaragoza, 1948) es un hombre práctico, pero me da que también sensible. Su trato con el enfermo a mí me llegó a emocionar, y sé lo que digo. Se ha labrado su prestigio como médico a fuerza de ejercer la lógica. Los tiempos cambian y él también y ahora ya no sé si es más médico que ingeniero o ingeniero que médico. Lo cierto es que la cirugía mínimamente invasiva, a través de agujas y tubos, no tiene secretos para este profesor (de la Universidad de Las Palmas), que ejerce la Medicina en Hospiten Rambla (Tenerife). Maynar sostiene que “en un hospital con relaciones más cercanas, como de juguete” se puede desarrollar y combinar, como es el caso, la investigación y la praxis y que el suyo es puntero en muchas especialidades, entre ellas la cirugía cardio-vascular, en las manos maravillosas del doctor Llorens, al que Maynar no oculta que admira.

Como introducción, no está mal. Una, porque yo ya he perdido la costumbre de entrevistar a los genios; dos, su despacho privado -y desordenado- refleja la mente de un hombre inquieto, cargado de diplomas y de reconocimientos nacionales e internacionales. A sus médicos los llaman sus colegas “los maynares”. Su currículo ocupa más de cien folios, sin contarlo todo. El profesor Maynar hizo Medicina en Zaragoza, se doctoró, estando ya en Las Palmas -a donde llegó conducido por las riendas,siempre gratas, del amor-, también en Zaragoza, y enseña Medicina en la facultad grancanaria. A sus alumnos, solo una vez, en el inicio del curso, les dice: “¿Seguro que saben lo que han elegido?”.

Los mejores se quedan. La Sociedad Iberoamericana de Intervencionismo (SIDI) ha homenajeado al profesor Maynar “en reconocimiento a su importante labor académica en Ibero-Latinoamérica (sic)”. En 2015 le entregaron el diploma en Cancún. Y esta misma sociedad, junto a la Española de Radiología Vascular e Intervencionista (Servei) rindió homenaje al profesor Maynar en este año 2016, en el marco del congreso internacional anual celebrado en Zaragoza, “como muestra de su profunda admiración y reconocimiento por su destacada trayectoria profesional, así como por su carácter visionario, en armonía con su gran sentido común”. Y, finalmente, para no hacer esto muy largo, la Sociedad Europea Cardiovascular y de Radiología Intervencionista (Cirse), que cuenta con más de 7.000 miembros en todo el mundo, otorgó al profesor Manuel Maynar el título de Distinguished Cirse Fellow, en referencia a sus contribuciones excepcionales a la práctica y la ciencia de la cirugía de mínima invasión (endoluminal, endovascular y radiología intervencionista). Le fue entregado este premio hace unos días, en Barcelona.

-A lo mejor estoy hablando con un visionario…

“No lo sé, pero sí le digo que educar, informar a la gente, abrir la puerta a los demás, es la misión del líder; el interés porque los demás crezcan. Estamos ante una carrera de relevos y el buen educador es el relevista, que va pasando el testigo del que llega detrás. Yo no sé cómo será el futuro, pero si miramos al pasado podremos soñarlo”.

-Y eso se logra en la Universidad.

“Es que la Universidad lo es todo. La Medicina es humanismo puro, no te va a entrar la vocación a los 16 años. Tampoco es lógico lo de ese padre que dice que su hijo tiene que ser médico. No, el niño ha de conocer el sufrimiento, la muerte, la dedicación a los conciudadanos, precisamente para hacerles más grata la vida. Esto es ser médico, lo otro es… otra cosa”.

-De ahí el programa en los colegios, obra suya, Educando en Salud, ¿no?

“Exacto. Lo que queremos es que los niños informados no elijan la Sanidad con ligereza. Estos niños deben saber, poco a poco, que van a lograr hacer tres carreras, que van a cambiar de pareja, que van a tener un huerto para cultivar, que sus afectos van a variar con el tiempo. Van a vivir más de 100 años”.

-¿Por qué está tan denostada la Sanidad?

“La sanidad es como una tienda, que necesita las estanterías llenas. Si el que la cuida mira para otro lado, se vacían, pero sin sacar nada a cambio. La sanidad afecta al 100% del planeta Tierra. A los hospitales hay que ir cuando se está malo, para no distraer recursos; y eso exige educar a la población, algo que no se hace aún correctamente en este país”.

-Y la pregunta tópica, ¿pública, privada?

“Desde luego que es tópica: la sanidad es única, la gestión es diferente. Incluso aquella beneficencia, que ya no existe, donde se formaban los mejores médicos y se atendía a todo el mundo aunque no tuvieran los pacientes recursos, porque los ponía la sociedad,y cuyos hospitales eran conocidos como clínicos”.

-¿Y qué hace usted, que es una figura reconocida y respetada en todo el mundo, en un hospital pequeño y en una facultad que no es de las más punteras?

“Pues sí, hay muchos tipos como yo, pero es que olvidan que el éxito no está en el tamaño, está en el conocimiento adquirido previamente. En los hospitales pequeños se hacen cosas que no se pueden hacer en los grandes, o que se hacen mejor que en los macrocentros. En junio de 1988, en Las Palmas, fuimos los primeros, a nivel internacional, que colocamos las cámaras en un quirófano para trasmitir al exterior y enseñar nuevas tecnologías. ¿Y por qué no?”.

-¿Y educamos bien o mal en este país, profesor?

“Debemos hacerlo mejor. Hay que convertir tu entorno en creativo. El humanismo hace al médico diferente. Hay que ejercer la humanidad con el paciente y eso también lo cura”.

-Hombre, yo creo que esta era la filosofía del doctor Marañón…

“Sí, pero ahora, además, con tecnología, que hace al médico dos veces mejor. Yo voy a ver al enfermo y, mientras, está actuando la tecnología, que nos ha puesto más cerca del que sufre”.

-En cierta forma, se vuelve al siglo XVII, cuando se creía que la anatomía era la base de conocimiento para el médico.

“Y lo es, absolutamente. La historia nos dice que el centro, el motor del cuerpo era el corazón, que al fin y al cabo es una bomba, un transportista de sangre; luego se pasó al cerebro. Todo cambia, todo evoluciona constantemente. Vale que haya grandes quirófanos y muchas camas, pero, ¿qué pasa si no sabes colocar un stent y usar las nuevas tecnologías de manera correcta?”.

-¿Está todo escrito en Medicina, doctor Maynar?

“Casi todo. Pero la tecnología está cambiando los criterios y es una buena noticia si la usamos bien. Estamos evitando muchas dolencias, por ejemplo los ictus, que son una importante causa de muerte, sobre todo en la mujer. Y así, un montón de cosas”.

-Resúmame lo suyo: cirugía mínimamente invasiva.

“Pues todo aquello que se opera usando conductos naturales del cuerpo humano o con pequeñas incisiones; es decir, minimizar la agresión”.

-¿Y cuándo empezó todo?

“A finales de los setenta; fuimos los primeros que utilizamos un balón para abrir las arterias de una pierna; una angioplastia”.

-¿Se siente cómodo ejerciendo la medicina, con su equipo, formado por usted, y renovado constantemente, en un centro relativamente pequeño como es Hospiten Santa Cruz?

“No hay que confundir a la sociedad con enormes centros. La Medicina puntera no tiene que desarrollarse en edificios mastodónticos. Hay que ejercerla donde estén los individuos con vocación de educar y de investigar. Aquí está, por ejemplo, desde hace años, el doctor Llorens, un líder de la cirugía cardiaca en Europa. Esto nos hace grandes, siendo a la vez pequeños”.

-¿Es verdad que usted dice siempre que educar te hace libre?

“Claro, el conocimiento es la única manera de crear; y educar te hace libre. Y cuanto más educas, más aprendes y más espacio tienes. Un líder es aquel que sabe abrir la puerta a los que vienen detrás”.

-Usted fue profesor titular en Nueva Orleans, asociado en Portland, pero antes se había licenciado y doctorado en Electroradiología. Y, además, va a entrar en la Real Academia de Medicina con un discurso apasionante: ¿Por qué los ingenieros son invisibles en Medicina? ¿Lo son?

“Mire usted, hoy en día, el médico, por sí solo, no sería nada. Necesita de los técnicos. Nadie me pregunta cómo puedo solucionar un aneurisma de aorta sin abrir. Y lo hicimos y lo hacemos, pero ningún familiar del intervenido me pregunta cómo lo logramos, de qué nos hemos valido para salvar la vida al enfermo”.

-Alargar la vida del enfermo, ¿he ahí la cuestión?

“Con todas sus dificultades. Nadie conoce su día de salida. Éramos hace poco 3.000 millones de seres humanos, ahora somos 7.000, alargar la vida es difícil, pero hay que explicarle a los niños que la suya va a durar más”.

-¿Existen los lobos solitarios en Medicina?

“Es preciso derribar barreras y trabajar en común; los lobos solitarios no sirven, es imposible luchar solo ante un problema sanitario, del tipo que sea”.

-Estamos viendo éxitos en Medicina, como los tratamientos de las metástasis con itrio o las intervenciones mínimamente invasivas en los pies diabéticos que revolucionan la praxis tradicional.

“Curiosamente, el mejor especialista de Europa en radioembolización se formó con nosotros y ahora es jefe de servicio en uno de los mejores hospitales de Suiza. Es el doctor Rubén López. Los productos se fabrican en Australia. Y en cuanto al pie diabético, en Canarias aún tenemos una gran tasa de amputaciones. Se pueden evitar y lo estamos haciendo, en determinados estadios de la dolencia. El enfermo debe estar informado en la Red, pero con asesoramiento. Y acudir al médico cuando suenan las alarmas, no después que se apagan”.

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